viernes, 21 de setiembre de 2007

Lumina mortis

Te encomendaste a tus hechiceros y a la luna
ellos te sedaron sin palabra alguna.
Tú disfutabas de tu mundo de ensueño
y ellos comenzaban a vivir su infierno.

De pronto mil demonios te invadieron
y unos ángeles te defendieron
Se desató una épica lucha
y tú bañándote en sangre como una ducha

Al rato tus ángeles cedían
pues más demonios te perseguían
caíste al piso sin poder levantarte
y ahi apareció ese ángel galante

Te dijo: Toma mi mano querida mia
es hora de la eterna partida
No tuviste más remedio que aceptar
que ahora sí este era el camino final.

Tus hechiceros finalmente dijeron
que hicieron todo lo que pudieron
Tus amados se ahogan en sus llantos
al saber que tu luz se ha apagado.


(Dedicado a una amiga cuya llama se consumó hace poco; Q.E.P.D.)